domingo, 17 de octubre de 2010

Ruta Igualeja - Parauta.



Variada y bella ruta, la cual partiendo del paraje del Nacimiento en el pueblo de Igualeja, nos acercara en una caminata de unos cinco kilómetros a la localidad de Parauta. Ruta recomendada para realizar en otoño, con el castañar mostrando sus mejores tonalidades.







Provincia: Málaga.
Localidad de referencia: Igualeja.
Tipo de Ruta: Lineal.
Distancia: 5,2 kilómetros.
Época recomendada: Otoño, en especial mediados de noviembre.
Dificultad: Baja.
Notas: Esta caminata, puede combinarse con las rutas Parauta-Cartajima, y Cartajima-Igualeja, para hacer un recorrido circular de algo más de 17 kilómetros, por los bellos paisajes que nos brinda el Havaral en otoño (ver). Abstenerse de recolectar castañas.





Mapa general de la ruta.


Perfil de la ruta.

Esta es la primera de las rutas que hemos realizado esta temporada otoñal, por el Valle del Genal, para poder contemplar como evoluciona el castañar a medida que avanza la estación.

Iniciamos esta ruta, en el Paraje del Nacimiento, en Igualeja, lugar donde el río Genal, tiene su nacimiento oficial. En este enclave, la denominada surgencia de Igualeja, sale al exterior, a través de una grieta triangular de escasa profundidad. Los alrededores han sido acondicionados para el disfrute del público, mediante diques que conforman pequeños saltos de agua escalonados, barandillas, bancos y zonas verdes y de juego, que otorgan al conjunto un bello aspecto de “naturaleza domada”.


Paraje del Nacimiento de Igualeja.


Nacimiento de Igualeja - Detalle de la surgencia.

Comenzamos a caminar escasos metros, en dirección a la carretera MA-7304 (ex MA-526), mediante la cual hemos accedido al pueblo con nuestro vehículo. A nuestro frente y un poco a la izquierda, vemos la nave de la cooperativa de castañas de Igualeja, mientras que a nuestra derecha, vemos las instalaciones del hotel rural/restaurante, El Nacimiento del Genal, junto a un puente de piedra, mediante el cual la carretera atraviesa el cauce del río.


Hotel Nacimiento del Genal y puente de piedra.


Paraje del Nacimiento - detalle.

Giramos a la derecha y atravesamos el puente. A nuestra izquierda, queda la Piscina Municipal de Igualeja, y a la derecha tenemos otra bella perspectiva del paraje del Nacimiento. Al poco veremos a nuestra izquierda, un panel que informa sobre el Termino Municipal de Igualeja. Junto a el, parte la calle Canal, por la cual encaminaremos nuestros pasos.


Panel informativo sobre el termino municipal de Igualeja, situado junto a C/ Canal.

Caminando por la calle Canal, cuyo nombre viene tomado de una pequeña acequia que discurre a ras de suelo en su borde derecho, llevaremos a nuestra izquierda, el cauce del río, el cual divide al pueblo, en dos barrios: en la margen izquierda, se encuentra el barrio del Albaicín, mientras que en la derecha, se sitúa el llamado barrio de Santa Rosa, o barrio Alto. En los márgenes del río, podemos observar algunos fértiles huertos.

Giramos por la primera calle que encontramos a nuestra derecha, y comenzamos a callejear por el barrio de Santa Rosa, hasta situarnos en la entrada de la calle La Tetona. Aquí veremos una señal vertical con una flecha, que indica el inicio del sendero de pequeño recorrido PR-A 226 Parauta-Igualeja. En ella podemos ver una indicación horaria hasta “Parautas”, de 1h. 30min. Nuestro camino, va a discurrir siempre por dicho PR, por lo que iremos encontrando a medida que lo recorramos, estaquillas indicadoras de este, a las que debemos estar atentos.


Calle La Tetona y señal vertical de inicio del PR-A 226.

Caminamos por calle La Tetona, afrontando su fuerte pendiente. En algo más de cien metros, las casas del pueblo, dejan paso al campo, transformándose el hormigonado del suelo en un carril terrizo, y disminuyendo su pendiente.

El camino discurre entre fincas dedicadas al cultivo de árboles, tales como olivos y almendros, pero sobre todo del castaño, realizando suaves subidas y bajadas. Al poco, a nuestra izquierda, encontraremos un grupo de encinas, las cuales parecen anclar sus raíces en roca viva.

Encinas ancladas en roca viva.

Donde la vegetación nos lo permite, podemos ver a nuestra izquierda, el cerro Garduña, completamente tapizado de castaños. Mas abajo, entre dicho cerro, y la ladera por la que discurre nuestro camino, se sitúa el cauce del arroyo del Hiladero, flanqueado por algunos chopos, el cual se dirige a buscar su unión con el Genal, muy cerca de Igualeja.


El cerro Garduña tapizado de castaños.

En las márgenes del camino, podremos ver los primeros ejemplares de zumaque (Rhus coriaria), arbusto, empleado como planta medicinal (antidiarreico) y como curtiente de pieles, gracias a su riqueza en taninos. En esta época, podemos observar sus típicos ramilletes de frutos marronaceos-anaranjados, y como algunas de sus hojas, comienzan a enrojecer por el efecto de la otoñada.


Zumaque (Rhus coriaria).

En escasos metros, atravesaremos el curso de una torrentera, la cual desemboca en el arroyo del Hiladero. En este lugar, el camino realiza una curva a la izquierda. Comenzamos a ascender. En escasos setenta metros, llegamos a una zona más estrecha, donde la lluvia, ha erosionado el camino, dificultando algo el avance. Este tramo es corto, de no más de treinta metros.

Caminamos entre fincas dedicadas al cultivo del castaño, la mayoría de ellas valladas. En esta época, estamos en plena campaña de recolección de la castaña, pudiendo ver por ello, como en las fincas, familias enteras, se afanan en la recogida de tan preciado fruto. Con frecuencia, las mujeres son las encargadas de la recogida, mientras que los hombres se encargan del transporte y la comercialización. El fruto recogido, se introduce en sacos de color blanco, que parecen estar normalizados, para posteriormente ser llevados a la cooperativa de castañas. Donde es posible, el transporte se realiza con vehículos a motor. Pero en muchas zonas el acceso con vehículos no es posible, realizándose este proceso a lomos de mulas.


Las hojas del castaño se encuentran en su mayoría aún verdes.

Los castaños, se encuentran mayoritariamente aun con la hoja verde. Solo algunas pocas, se han tornado amarillas. De sus ramas, cuelgan multitud de erizos dorados, entreabiertos, dejando ver su secreto contenido, junto a otros aun verdes y cerrados. El suelo se encuentra tapizado de erizos caídos y de castañas dispersas. Con frecuencia, escucharemos el sonido de algún erizo que se desprende de las ramas, y que golpea entre el follaje antes de caer al suelo, obligándonos en mas de una ocasión a mirar desde donde cae, no vaya a ser que nos impacte a nosotros.


Erizos mostrando las castañas que contienen.

El camino, siempre en ascenso, nos hace serpentear por la ladera sur-este de la Loma de Igualeja, siempre rodeados de castaños. En algo más de doscientos cincuenta metros, encontramos a nuestra derecha, un senderillo, el cual no tomaremos. Habremos recorrido algo mas de ciento ochenta metros, cuando el camino se torna hormigonado, durante alrededor de cien metros. En este tramo, en unos setenta metros, encontramos a nuestra izquierda, un sendero, el cual no debemos tomar.


Castaño junto al sendero.

Poco después de que el hormigón desaparezca, alcanzamos la cordal de la Loma de Igualeja. Allí, nuestro sendero, interseca con una pista que se extiende de derecha a izquierda. En algunos mapas, esta pista se denomina Camino de Halda o de Jalda, pero también es conocida como “el carril de Lo Alto de la Loma”. Si girásemos a la derecha y continuáramos por ella, conectaríamos con la carretera MA-7304, que se dirige a Igualeja. Sin embargo, nosotros continuamos al frente, viendo al lado derecho del camino, una estaquilla indicadora del PR. A partir de este punto, podremos encontrar durante un tramo, vehículos a motor circulando por el camino que seguimos.


Caminando por la loma de Igualeja.

Comenzamos a descender, y a escasos veinticinco metros, encontramos un sendero a nuestra izquierda, el cual no hemos de tomar, ya que se dirige a una caseta próxima. Entre los espacios que dejan libre el ramaje de los castaños, comenzamos a ver la Cancha Armola o Cancha de Almola (1.406 metros), y el Cerro Malhacer o Melhacer (1.154 metros), así como algo mas tarde, Cartajima y Los Riscos de Cartajima, lo cual invita a realizar fotografías, desgraciadamente unos cables de alta tensión, cruzan nuestro espacio visual, lo cual, afearía la toma.


Cancha Armola.


Cartajima con Los Riscos como telón de fondo.

En unos sesenta y cinco metros, alcanzamos un nuevo sendero, que se abre a la derecha, y que atraviesa una reja metálica. Obviamente, no tomaremos por el.

Continuamos descendiendo, siempre entre castañares. Habiendo recorrido unos ciento ochenta metros, encontramos un nuevo sendero a la derecha, el cual descartaremos. Metros después pasaremos por una angarilla, en cuya apertura, al lado derecho, podemos ver una estaquilla indicadora de continuidad del PR. Justo delante de nosotros observamos un pintoresco castaño. En este punto, en mi opinión, comienza, la parte más bella del recorrido, la cual se extenderá hasta poco antes de alcanzar el cauce del arroyo de los Granados.


Angarilla y pintoresco castaño junto al camino.

Los castaños nos envuelven, y el sendero se hace mas estrecho y sinuoso. Aquí los vehículos no pueden acceder, dada la irregularidad del terreno. En muchas zonas, los castaños, son acompañados bajo sus ramas por helechos, así como tras haber llegado las primeras lluvias del otoño, varios tipos de hongos se desarrollan a sus pies.

La belleza del castañar nos envuelve.

Habremos recorrido aproximadamente unos doscientos ochenta metros, cuando encontramos una nueva angarilla, a través de la cual dirigimos nuestros pasos.

Aproximadamente cien metros después, abajo a la izquierda, a algunos metros del sendero, podremos ver una piedra cuadrangular, en cuya cara superior hay tallada una cruz. Dicha cruz, señala el sitio donde fue asesinado un hombre en una reyerta familiar, al parecer, acaecida entre dos cuñados.


Cruz de piedra que señala donde fue asesinado un hombre en una reyerta familiar.

Cien metros mas adelante, encontraremos un sendero a la derecha, el cual descartaremos, y en otros cien metros más, hallaremos otro, esta vez a la izquierda, que tampoco hemos de tomar. El camino comienza a descender con más pendiente, por un área algo mas abierta, pero siempre entre castaños. El sendero es estrecho y poco aparente. Algunas estaquillas del PR, nos indican que vamos por el buen camino. El castañar de nuevo se hace más denso y cerrado, haciéndonos disfrutar de bellas vistas.


El sendero nos lleva entre fincas dedicadas al cultivo de la castaña.


Castaños.

Tras recorrer unos trescientos cincuenta metros, comenzamos a ver a nuestra izquierda, la típica vegetación de ribera, que acompaña al cauce del arroyo de los Granados. Entre ella, destacan algunos chopos, los cuales en estas fechas, tienen su follaje casi completamente teñido de amarillo.


Aproximándonos al cauce del arroyo de los Granados.

Concluimos el descenso, junto a un quejigo, y llegamos a una zona más llana, de la que parten dos ramales. El ramal de la derecha, el cual presenta una puerta metálica, es un carril, el cual comunica con la MA-7304, y que no tomaremos. Nos encaminaremos por el ramal de la izquierda, de menor anchura. Pronto a la derecha, vemos un terreno acotado por alambrada, el cual es utilizado como aprisco para guardar ganado ovino y caprino. En escasos metros alcanzamos un vadillo sobre el arroyo de los Granados, por el cual cruzaremos su cauce.


Vadillo por el que cruzamos el arroyo de los Granados.

El camino comienza a ascender fuertemente, curveando por la ladera suroeste de la Loma de la Padereta. Si dirigimos la vista hacia donde hemos venido, podremos contemplar el “mar de castaños” que ocupa prácticamente toda la Loma de Igualeja. A nuestra derecha, destaca la imagen de la Loma Pajarria (944 metros).


La loma de Igualeja, cubierta completamente por castaños.


Loma Pajarria.

En este tramo del camino, los castaños escasean, y los árboles que nos acompañan, son principalmente alcornoques (los cuales son mas conocidos como chaparros en esta zona), encinas y algún que otro olivo. En aproximadamente doscientos cincuenta metros, desde que vadeamos el arroyo, encontraremos un sendero a la izquierda, el cual no tomaremos.

Tras recorrer otros doscientos ochenta metros, llegaremos a un sendero que parte a la derecha, el cual se encuentra cerrado por una cancela metálica. Próxima a la cancela, encontramos una estaquilla del PR, con una señal de camino equivocado, que nos indica que hemos de seguir al frente. Justo en este punto, se desarrollan unos alcornoques de gran porte, hemos de destacar en especial el del borde izquierdo del camino, de cuya base arrancan tres gruesas ramas.


Chaparros (alcornoques). El de la izquierda desarrolla tres ramas desde su base.

Seguimos ascendiendo, y el castaño recupera nuevamente su hegemonía. Habremos recorrido unos quinientos cincuenta metros, cuando a nuestra derecha, se abre un nuevo sendero, que asciende ligeramente, y que se encuentra encajado a ambos lados por valla metálica. En su comienzo podemos ver una cadena la cual permanece abierta. Nosotros seguimos de frente. En este tramo, de nuevo, podemos encontrarnos con algún vehículo a motor.

Poco más de treinta metros después, alcanzamos un cruce. El ramal de la izquierda, desciende, mientras que el de la derecha asciende ligeramente. En la entrada de este último vemos una estaquilla del PR, que indica camino equivocado. Nosotros nuevamente, seguimos al frente.

En aproximadamente ciento cincuenta metros, observaremos a nuestra derecha, un pequeño senderillo, irregular y sinuoso, que asciende. Lo obviaremos. Unos sesenta metros mas allá, encontraremos de nuevo a nuestra derecha, donde el camino hace una cerrada curva, un ancho sendero, que asciende encajado entre castaños. Lo mismo que antes, seguimos recto. Cien metros mas adelante, se abre otro senderillo a la derecha, el cual igualmente asciende, encajado entre la vegetación, y que del mismo modo obviaremos. En este tramo, vemos como el zumaque, jalona de nuevo las márgenes del camino.

Caminados ciento veinte metros más, la senda se torna hormigonada, anunciando la proximidad de Parauta. En cincuenta metros aproximadamente, a nuestra izquierda se abre un camino que llanea. En su entrada, vemos unos soportes metálicos para una cadena, la cual se halla ausente. Pintado en el soporte de la derecha, vemos la típica cruz del PR, que indica camino equivocado. Nosotros seguimos como hasta ahora al frente, disfrutando de las vistas que tenemos de la Cancha Armola, del Cerro Malhacer, y de Cartajima y sus Riscos.


Cancha Armola (derecha) y cerro Malhacer (izquierda), vistos desde la entrada al pueblo de Parauta.

Cincuenta metros mas adelante, el camino se bifurca. El ramal de la izquierda desciende, mientras que el de la derecha sube. Tomamos por el de la derecha.

Al poco el camino se torna enlosado con grandes placas de piedra pizarrosa irregular. En escasos metros, encontramos a nuestra izquierda, La Encina del Vallecillo. Esta encina, está incluida dentro del Catalogo de Árboles y Arboledas Singulares de Andalucía, y asimismo, figura en el escudo de Parauta. Con sus 16,50 metros de altura, y una copa de 361,28 metros cuadrados, es una de las encinas más grandes del Valle del Genal. En su base, presenta las raíces descalzadas por la erosión, alcanzando un perímetro de 10 metros. De estas, parte un tronco principal de tres metros de altura y 3,80 metros de diámetro, desde el cual arrancan cuatro ramas principales que sustentan su aparasolada copa. Se estima que esta encina tiene aproximadamente 250 años. Dice la tradición de Parauta, que el propietario original de la finca en que se ubica, dejó como cláusula para futuros propietarios del terreno, que la encina no podía ser podada, ni talada, y que debía ser protegida. Esto ha sido respetado hasta el momento, no siendo nunca podada.


La encina del Vallecillo.

Desde el punto en que encontramos la encina, parte a la izquierda, un camino enlosado que desciende y que se dirige a la parte baja del casco urbano de Parauta. Nosotros seguimos por el camino que traíamos, a la derecha. En poco, nos introducimos en el Barrio Alto de Parauta, encontrando a nuestra derecha, un poste con una flecha, que indica hacia Igualeja, y que marca el final del PR-A 226 Parauta-Igualeja.


Poste indicador que marca el fin del PR-A 226 en Parauta.

Ya en Parauta, comenzamos a recorrer sus calles, todas ellas empedradas de la misma forma que indicamos antes, con grandes placas irregulares de piedra pizarrosa. Es de destacar, que en algunos jardines y casas particulares, podemos ver ejemplares de pinsapo. Obligada visita, es Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción, del siglo XVI, y el arco de medio punto situado en las proximidades de la Plaza de la Constitución, y que sirve de entrada a la calle Altillo. También en diferentes localizaciones del pueblo, podemos ver una serie de esculturas en madera, situadas al aire libre, así como unos paneles de azulejos, que nos informan de diferentes temas populares (El molino de aceite, Omar Ben Hafsun, Aceitunas en Aliño, El Parque Natural Sierra de las Nieves, El Termino municipal de Parauta y el Esparto).


Iglesia de la Purísima Concepción - Parauta.


Arco de entrada a C/ Altillo - Parauta.


El molino de aceite.
Aceitunas en aliño.
Omar Ben Hafsum.


P.N. Sierra de Las Nieves.
El esparto.

T.M. Parauta.
Nos disponemos a finalizar nuestra jornada, regresando sobre nuestros pasos hacia Igualeja, con el fin de fijar mejor en nuestra retina, los bellos paisajes de la zona.

Una vez en Igualeja, podemos perdernos por sus calles, y ver sus fuentes y los paneles informativos realizados en azulejos (El termino Municipal de Igualeja, El Tostón de Castañas, Las Plantas Medicinales, La Semana Santa, Juegos Infantiles, e Historia Medieval). Podemos visitar asimismo la Iglesia Parroquial de San Gregorio Magno y Santa Rosa de Lima, también del siglo XVI. Pero sin duda, lo que no podemos dejar de hacer, es visitar la cooperativa de castañas, situada próxima al paraje del Nacimiento, y comprar allí castañas con una relación calidad/precio inigualable.

Cerramos esta jornada, nuevamente en el Paraje del Nacimiento, al cual las últimas luces del día, otorgan un ambiente distinto, que podemos aprovechar para tomar algunas fotos, mientras ya en nuestra mente ronda la idea de buscar otra oportunidad para regresar a este bello enclave del Valle del Genal.


Documentación:

-         “Valle del Genal – Guía del excursionista”. Rafael Flores Domínguez. Editorial La Serranía. Ronda 2007.
-         “Árboles y Arboledas Singulares de Andalucía – Málaga”. Varios autores. Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. Sevilla 2004.

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