sábado, 13 de noviembre de 2010

Ruta Parauta - Cartajima.



Cómoda caminata entre los pueblos de Parauta y Cartajima, en el Valle del Genal. Atravesaremos bonitos paisajes dedicados al cultivo del castaño. Ideal para realizar a mediados de otoño. Debido a su escasa dificultad, puede realizarse como ruta familiar.






Provincia: Málaga.
Localidad de referencia: Parauta. 
Tipo de Ruta: Lineal.
Distancia: 5 Kilómetros.
Época recomendada: otoño, en especial mediados de noviembre.
Dificultad: baja.
Notas: Esta caminata, puede combinarse con las rutas Cartajima-Igualeja, e Igualeja-Parauta, para hacer un recorrido circular de algo más de 17 kilómetros, por los bellos paisajes que nos brinda el Havaral en otoño (ver). Abstenerse de recolectar castañas.
Mapa general de la ruta.

Perfil de la ruta.

Realizamos esta ruta, el día 13 de noviembre del presente año 2010. Es la segunda ruta que realizamos este otoño por tierras del Havaral (Alto Genal), y que tienen como objetivo disfrutar del paisaje otoñal de este enclave, en sus diferentes estadios de evolución.

Llegamos a Parauta temprano, a eso de las 9:15h, tras haber tomado el obligado desayuno en el Hotel Rural-Restaurante-Camping El Cortijo, poco antes de llegar a Ronda. La temperatura es baja. Dejamos nuestro vehículo en una explanada habilitada como aparcamiento en la periferia del pueblo.

Parauta vista desde la carretera que le da acceso. Al fondo Pujerra.

Hoy 13 de noviembre, Parauta celebra la Fiesta del Conejo, la cual al parecer va ya por su tercera edición. En ella propios y foráneos, disfrutan de la música popular y de la gastronomía serrana, con platos, que tienen al conejo como principal protagonista. Nosotros desconocíamos dicha fiesta, de la cual nos percatamos al ver al lado de donde dejamos el vehículo, el recinto que la albergará, y que a estas tempranas horas bulle en preparativos.

Hoy Parauta celebra La Fiesta del Conejo.

Comenzaremos nuestra ruta en las proximidades de la Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción. Esta iglesia, edificada en el siglo XVI, tiene planta de cruz latina, y se encuentra completamente encalada de blanco. Adosada a ella tiene una torre de origen mudéjar, que actúa como campanario, con arcos de medio punto en el cuerpo de campanas y un tejado de teja árabe a cuatro aguas. El resto de las naves, están igualmente cubiertas por tejados de teja, a dos, tres y cuatro aguas.

Iglesia de la Purísima Concepción.

Comenzamos a caminar por las calles de Parauta, todas ellas empedradas con grandes placas irregulares de piedra pizarrosa, en dirección a la Plaza de la Constitución. En los patios de algunas de las casas, podemos observar algún altivo ejemplar de pinsapo.

Uno de los pinsapos que adornan las calles de Parauta.

Una vez en la plaza, podemos ver a nuestra izquierda, el típico arco de medio punto, que sirve de entrada a la calle Altillo. Inmediatamente, a nuestro frente, vemos un mosaico informativo dedicado al esparto y su industria, el cual esta situado junto a una calle que se abre a su derecha. Cogemos dicha calle, la cual desciende, y continuamos callejeando, siempre en descenso, hasta alcanzar la calle Salvador Márquez, la cual finaliza en una pequeña plazoleta, desde la cual tenemos bellas vistas hacia Cartajima, Los Riscos, el cerro Malhacer y la cancha Armola.

A la izquierda el Cerro Malhacer. A la derecha la cancha Armola.

De esta plazoleta, al frente nuestro, parte un carril terrizo, por el cual encaminaremos nuestros pasos. A nuestra izquierda, encontramos una señal vertical con una flecha indicadora, que nos informa del inicio en este punto, del sendero de pequeño recorrido, PR-A 222 Parauta-Cartajima, así como una indicación horaria de 1h 15 minutos hacia Cartajima. Todo nuestro recorrido, discurrirá por el trazado de dicho PR. Hemos de destacar que la señalización del sendero es escasa, limitándose a algunas marcas de continuidad o de sendero equivocado pintadas sobre elementos del propio camino.

Señal indicadora del inicio del PR-A 222.

En pocos metros, el camino se torna hormigonado, y el castaño se convierte en el dueño y señor del paisaje. En estas fechas, los castaños, conservan aun la mayor parte de sus hojas, aunque ya algunas han comenzado a caer. La inmensa mayoría de estas se  han  tornado de un bonito color amarillo-dorado. Algunas tienen ya un color marrón-ocre, como preludio de su inminente caída. Todo ello contrasta magníficamente con las pocas hojas aun verdes que quedan en el árbol. Ya no vemos en las ramas, ningún erizo, sus restos yacen abiertos en el suelo, junto a las hojas ya caídas, y alguna castaña dispersa, desechada durante las labores de recogida del pasado mes.
Estos colores, contrastados con el azul del cielo, el marrón de la tierra y el gris de la piedra, otorgan al paisaje un aspecto exultante de gran belleza.

El castañar se ha tornado de color ocre.

Caminamos por este tramo inicial del PR, el cual recibe el nombre tradicional de Camino del Molino, ya que conduce al antiguo Molino Real, y que discurre en suave descenso, por la ladera oeste de la loma de la Manzaneda. En pocos metros, por nuestra izquierda, se abre un sendero el cual obviaremos. Unos veinte metros después, a nuestra derecha, confluyen en nuestro camino dos senderos, uno que se va hacia la derecha, y que se dirige al pueblo, y el otro que va hacia la izquierda, en descenso, y que se interna en una finca. Del mismo modo, no tomaremos ninguno de estos.

Recorridos alrededor de doscientos metros, en donde el camino describe una curva a la derecha, vemos a nuestra izquierda, la Fuente Nueva, cuya alcubilla, encalada, se encuentra algo deteriorada, con una profunda grieta en la parte superior del arco de medio punto que cubre el abrevadero.

Alcubilla de la fuente Nueva.

Unos quince metros más allá, a nuestra izquierda, vemos un senderillo que asciende fuertemente, y que se introduce en un rinconcito, donde castaños y helechos, configuran un bello paisaje. Nosotros continuaremos nuestro camino al frente.

En algo más de cien metros, a nuestra derecha se desprende un carril, que discurre en descenso entre castaños. En su inicio vemos a la derecha, un poste metálico, en el cual esta pintado la marca de sendero equivocado del PR. Este carril, además de dar acceso a varias fincas privadas, conduce a la surgencia del arroyo Algorma, una de las fuentes más importantes del río Genal. Obviamos este ramal, y continuamos al frente.

Hacia nuestra derecha, el castañar ofrece de tanto en tanto, entre sus huecos, bellas vistas hacia Cartajima, Los Riscos, la cancha Armola y el cerro Malhacer, todo ello aderezado con el amarillo-ocre de sus hojas en la otoñada.

Cartajima y Los Riscos.

Tras unos doscientos treinta metros, llegamos a una bifurcación del camino. El ramal de la izquierda, que no tomaremos, comienza a ascender, mientras que el de la derecha, por el cual dirigiremos nuestros pasos, realiza un suave descenso. Al poco de tomar este ramal, vemos como el hormigonado que nos ha acompañado en la mayor parte del trayecto realizado hasta ahora, desaparece, dejando paso a un firme terrizo.

Bifurcación. Seguiremos el ramal de la derecha.

Aproximadamente doscientos sesenta metros mas adelante, a nuestra izquierda, vemos un sendero de acceso a los terrenos de una finca, cortado por una cadena, situada entre dos soportes metálicos. Unos metros después, también a la izquierda, vemos otro acceso, cortado nuevamente por otra cadena tendida entre dos soportes.

Bello castaño junto al camino.

Unos noventa metros después, a nuestra izquierda, se desprende un sendero, que en escasos metros, se reincorpora al camino que llevamos. Algo más allá, el camino describe una curva a la izquierda, ofreciéndonos un amplio panorama sobre los terrenos circundantes. A los omnipresentes Cartajima, Los Riscos, Armola y Malhacer, se unen ahora, el pueblo de Pujerra, la loma de Igualeja, y el cauce del arroyo Algorma, anunciado por la corte de chopos que escoltan sus riberas. Sobre el terreno un tapiz ocre de castaños, solo roto por el verde de algunas encinas, se extiende hasta donde alcanza la vista.

Pleno otoño.

Salpicadas por aquí y allá, podemos ver múltiples humaredas. Se trata de hogueras en las cuales se queman las ramas procedentes de la poda de los castaños, actividad que comienza poco después de la recogida de la castaña, y que se extienden por los meses de noviembre y diciembre, formando parte de los procesos de preparación para la cosecha del año siguiente. Los troncos de mayor tamaño procedentes de las podas, se suelen utilizar para abancalar el terreno en las zonas de pendiente.

Humo procedente de la quema de los restos de la poda del castaño.

El camino comienza a descender con mayor ángulo. En unos ciento ochenta metros, pasaremos por una caseta a nuestra derecha, que linda con el camino.

Caseta de aperos junto al camino.

En un momento dado sentimos que somos vigilados...

Unos ciento setenta metros mas allá, encontramos a nuestra izquierda, un sendero, el cual desciende, y que no tomaremos. Seguiremos por el camino que traíamos al frente, y que ahora describe una cerrada curva a la derecha. Poco antes de alcanzar este punto, la hegemonía del castaño se ve rota, encontrándonos con ejemplares de encina y alcornoque, así como con algunos olivos.

El camino continúa descendiendo, y el castaño comienza a escasear. Vemos sobre todo encinas, madroños y zumaques. En estas fechas, las hojas del zumaque se han tornado en su mayoría de un precioso color rojizo. Algunos ejemplares, mas atrasados, tienen la hoja aun de color amarillo y verde, y otros pocos, que van mas adelantados, han perdido ya la hoja por completo.

El zumaque ha adquirido este maravilloso color rojizo.

Caminamos alrededor de cuatrocientos cincuenta metros, cuando alcanzamos una cerrada curva a la izquierda de casi ciento ochenta grados. De esta, parte a nuestra derecha, un sendero que desciende. No tomaremos este, y seguiremos por el camino que traíamos.

El rojo del zumaque añade aún más cromatismo al paisaje.


Caminar es todo un disfrute contemplando estas tonalidades.

Cancha Armola y zumaque.
En escasos metros, a nuestra derecha, aparece con claridad, el barranco por el cual se abre paso el arroyo Algorma, acompañado en sus riberas, por una hilera de chopos, todos ellos más o menos del mismo porte. En esta fecha, los chopos han perdido ya, la practica totalidad de sus hojas, presentando casi todo su ramaje desnudo, a excepción de algunas pocas hojas amarillentas situadas sobre todo, en las partes más altas.

Chopera que acompaña al arroyo Algorma.

Concluimos el descenso, y llegamos a una zona llana, en la que podemos ver varios nogales. A nuestra izquierda, vemos otra chopera, que discurre paralela al cauce del arroyo de los Granados, mientras que a la derecha, discurre el arroyo Algorma. En esta zona llana, se va a producir la confluencia de ambos arroyos, para dar origen al río Nacimiento.

Vega entre el arroyo de los Granados y el arroyo Algorma.

Continuamos andando por la senda, cuando a nuestra derecha, aparecen las ruinas del Molino Real. Junto a el podemos ver algunos árboles de Caquis, los cuales en estas fechas están colmados de frutos.

Llegando a las ruinas del molino Real.

Molino Real.

Pocos metros después, el camino cruza el cauce del arroyo Algorma, por medio de un vado. En esta zona de gran belleza y frescor, podemos observa como el arroyo vierte sus aguas mediante una pequeña cascada, a una poza, en la que con buen agrado, podríamos darnos un baño en verano.

Pequeña cascada en el vado del arroyo Algorma.

Una vez vadeado el arroyo, descartaremos el sendero que continua al frente como prolongación natural del que traíamos, para tomar el que parte a nuestra izquierda, paralelo al cauce. En pocos metros, a nuestra izquierda, vemos como el arroyo de los Granados se une al Algorma, para formar el río Nacimiento.

El sendero discurre ahora paralelo al cauce del río Nacimiento, encajado entre la vegetación de la ribera, sobre todo chopos desnudos. El suelo está alfombrado por las hojas caídas de dichos árboles. Alguno de los troncos, ha sido invadido por la hiedra, hasta una altura considerable. Podemos ver también alguna que otra higuera. El aroma que se respira en este tramo merece la pena ser apreciado.

El sendero discurre en paralelo al río Nacimiento.

Tras recorrer aproximadamente cien metros, alcanzaremos una pequeña explanada, en la cual al frente nuestro, vemos el vallado de una finca. De esta explanada, parte a la izquierda, entre el río Nacimiento, y los vallados, un sendero, el cual conduce a Igualeja. Nosotros seguiremos por la senda que traíamos, que gira a la derecha, y comienza a ascender fuertemente. A nuestra derecha, arriba, podemos ver los restos de una edificación.

Pequeña explanada. Si tomamos el sendero de la izquierda nos encaminaríamos a Igualeja.

Restos de edificación a nuestra derecha.

Ascendemos describiendo amplias curvas, y en los márgenes del camino, nos acompañan zumaques, quejigos, encinas, así como algunos almendros y olivos. Algo mas adelante, comienzan a aparecer nuevamente los castaños, los cuales aumentan hasta hacerse nuevamente preponderantes.

Paisaje. En el centro la loma Pajarria.

Llevaremos recorridos alrededor de medio kilómetro desde la pequeña explanada, cuando a nuestra derecha, se abre un nuevo camino que desciende suavemente. Lo ignoraremos.

En unos trescientos metros, alcanzaremos un nuevo sendero que se desprende a la derecha. Igualmente que el anterior, lo ignoraremos.

Poco después, la pendiente se suaviza, e incluso en algunas zonas, el camino prácticamente llanea, aunque continuamos ganando altura poco a poco. En esta zona, la cual recibe el nombre popular de “Las Allanás”, se encuentran a mí parecer, algunos de los rincones más bellos de este itinerario. Podemos ver magníficos castaños engalanados por la otoñada, y disfrutar de extraordinarias vistas hacia Los Riscos, y hacia las lomas y montes circundantes.

Castaños y cancha Armola.


Atravesando "Las Allanás".

Cromatismo del castaño.

En esta zona, caminar es todo un placer.

Unos doscientos metros más allá, se abre un nuevo sendero hacia nuestra derecha. Lo ignoramos. Alrededor de treinta metros mas adelante,  a nuestra izquierda, parte un nuevo camino que asciende y que toma sentido contrario al que llevamos nosotros. Del mismo modo, no lo tomamos. Algo menos de cien metros después, hallamos otra senda que parte a nuestra derecha en descenso. La desechamos y seguimos al frente.

Recorremos unos ciento ochenta metros, disfrutando de la arboleda, cuando llegamos a un breve tramo hormigonado. A la derecha se abre un camino, el cual se dirige a una finca privada, atravesando una cancela metálica.

Setenta metros mas allá, a nuestra izquierda, en ligero ascenso, parte un nuevo camino que en breve se introduce en otra finca atravesando una cancela metálica, la cual está soportada por unos pilares de obra hechos de ladrillo.

Castaños.


Otoño a contraluz.

Todos los tonos de la hoja del castaño.

Cartajima ya está próxima.

"Otoñada en el Valle del Genal".
En doscientos metros, encontramos a la derecha del camino, al Castaño Arena, imponente árbol, incluido en el Catalogo de Árboles y Arboledas Singulares de Andalucía, con una altura de 17 metros, y una copa de 189,75 metros cuadrados. Pero su  principal característica es la de poseer un tronco principal con un grosor imponente; el perímetro es superior a los 7 metros, a 1,30 metros desde el suelo, mientras que en la peana tiene un contorno de 10,20 metros. La voluptuosidad del tronco es fruto de una avanzada edad, la cual se estima en unos trescientos años, según los datos aportados por los vecinos de Cartajima. A diferencia de otros castaños circundantes, el Castaño arena, mantiene en estas fechas la mayor parte de sus hojas aun verdes.

Castaño Arena.


Castaño Arena - detalle del tronco.

Castaño Arena - panel explicativo.
Escasos metros después, el camino se torna hormigonado. Intuimos la cercanía de Cartajima. Los Riscos, se nos antojan cada vez más próximos, y en breve comenzamos a ver las primeras casas del pueblo. Solo resta caminar algo menos de cien metros, para entrar en el casco urbano de Cartajima, a través de la calle Capitán Cortés. Justo en donde el camino que llevamos, conecta con dicha calle, a la izquierda, escondido entre zarzales, encontramos el poste con la flecha indicadora, que informa del final del PR-A 222, y que lleva la inscripción de “Parautas 1h. 15min.”.

Señal indicadora del PR-A 222 en Cartajima.


Calle Capitán Cortés.
Podemos ahora perdernos por las calles encaladas de este pueblo, empinadas y estrechas, las cuales delatan en su trazado, su origen árabe. Podemos visitar la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Rosario, construida en el siglo XVI.

Iglesia de Nuestra Señora del Rosario.

Podemos ver también en algunas calles, los paneles informativos realizados en azulejos (el término municipal, el mosto, Los Riscos de Cartajima, la Guerra de la Independencia, los productos de la huerta y los moriscos).



El mosto.
Los moriscos.
La Guerrilla.

Cartajima, es el pueblo más elevado del Valle del Genal, con 846 metros de altitud. Desde el Mirador Cuenca Alta del Genal, podemos contemplar hermosas vistas hacia Los Riscos y sus alrededores.

Panel indicativo del Mirador Cuenca Alta del Genal.

Paisaje de los Riscos desde el Mirador Cuenca Alta del Genal.

Por ultimo y como curiosidad, destacaremos que a lo largo del siglo XIX el pueblo vivió un fuerte desarrollo económico gracias al cultivo de la vid y a la explotación de los yacimientos de hierro existentes en el municipio, lo que propició la creación de una fábrica de cañones y balas para cañón, llegándose a conocerse la población como el "Cádiz Chico".

Tras descansar, y quizás tomar algo en alguno de los bares del pueblo, nos disponemos a regresar a Parauta para así finalizar nuestra jornada. Solo resta reandar nuestros pasos en sentido inverso, disfrutando del paisaje con la calida iluminación de la tarde. En el momento del ocaso, los castaños parecen incendiarse al combinarse el color de sus hojas, con la luz anaranjada del momento.

Castaños y cancha Armola al atardecer.

El castañar parece incendiarse con la luz del ocaso.

Es sin duda esta, una ruta para volver año tras año en estas fechas. Esperemos que por mucho tiempo.


Bibliografía:

-         Rafael Flores Domínguez. "Valle del Genal - Guía del excursionista". Editorial La Serranía. Ronda 2007.
-         Varios autores. "Árboles y Arboledas Singulares de Andalucía - Málaga". Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. Sevilla 2004.

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